Hay productos naturales que nos pueden ayudar, sacándoles el mayor partido, a tener unas amplias ventajas en nuestra salud y en nuestra belleza. Es el caso de la piedra pómez, un elemento que desde siempre hemos visto en nuestras casas y que probablemente nunca le hayamos extraído la totalidad de propiedades que tenía guardadas para ayudarnos a mejorar nuestro aspecto y la salud y la belleza desde el interior hasta el exterior.
Piedra pómez como exfoliante
Este es su principal uso, el que desde siempre hemos visto. La piedra pómez es ideal para tratar aquellas zonas que se han endurecido con el paso del tiempo, por los agentes climáticos o por el trabajo excesivo. En ocasiones son callosidades y otras veces se trata de zonas de la piel que se resecan en exceso y terminan endureciéndose demasiado como los codos o las rodillas, por lo que, frotando con la piedra pómez, conseguiremos reblandecerlas y finalmente obtener una piel sana y suave como la teníamos anteriormente. Si queremos seguir este tratamiento, es perfecto hacerlo una vez a la semana, y principalmente tras salir de la ducha, ya que la piel se encuentra mucho más blanda y se prestará más a que se suavice tras el tratamiento con la piedra pómez, además de que será más fácil y agradable conseguirlo. La piel se puede quedar un poco desprotegida tras haber pasado la piedra pómez, de modo que es importante aplicar crema hidratante o aceite hidratante tras el tratamiento para protegerla de nuevo.
Eliminar el vello enquistado
Cuando nos hemos depilado, en la mayoría de ocasiones no se retira la totalidad del vello, sino que muchos de ellos se quedan sumergidos en la piel, de modo que debemos exfoliar la piel para extraerlos. No es conveniente clavar las uñas para sacarlos, ya que la piel se verá muy afectada y se quedarán marcas que pueden no desaparecer. Lo que haremos será pasar la piedra pómez por la zona en la que tenemos vello dentro de la piel suavemente hasta que notemos que salen por ellos mismos. Al igual que al exfoliar la piel, también lo haremos con la piel húmeda.
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Eliminar las callosidades y los juanetes de los pies
Seguramente relacionemos directamente la piedra pómez con los pies, y es que son, por lo general, la zona más afectada por las callosidades y las durezas, ya que los pies se exponen a mucho cansancio, muchos pasos a lo largo del día, el deporte, las zapatillas y zapatos que pueden rozar, los agentes climáticos... por ello debemos cuidarlos a menudo. En este caso, los introduciremos en un barreño con agua y jabón neutro durante varios minutos y, cuando la piel se encuentre muy mojada, procederemos a extraerlos y frotar suave pero insistentemente con la piedra pómez, de modo que poco a poco nos desharemos de estas molestas durezas, que lo son tanto para el que las sufre como para la vista, ya que el aspecto que las durezas y la sequedad aportan a los pies es blanquecino y da impresión de estar descuidados. Este tratamiento también se debe hacer una vez a la semana, y también nos sirve para limar la zona que junta la piel con las uñas, que a menudo se suelen juntar y resulta muy doloroso.
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Como podemos ver, la piedra pómez tiene muchos usos y es un elemento indispensable en nuestro día a día. Se trata de un producto de belleza económico y natural, y sus usos nos permitirán mantener nuestra piel sana, fresca, limpia y suave para gozar de una buena salud y un mejor aspecto en nuestro cuerpo.
