¿Alguna vez has oído hablar del aceite de jojoba? Es un aceite natural que se extrae de las semillas de la planta de jojoba, originaria del sur de EEUU y el norte de México, y tiene una composición química parecida a la del sebo. Se trata de un aceite muy seguro, ya que el aceite de jojoba ni es tóxico, ni produce alergias, ni es irritante, ni causa sensación grasa, ni es comedogénico -no tapa los poros-. Pero además de todo esto es un producto excelente para mantener tu piel y tu cabello en perfecto estado.
Aceite de jojoba para la piel
Una de las características más destacadas del aceite de jojoba es su capacidad hidratante, así que lo podemos utilizar después de ducharnos como si fuese una crema hidratante. Por sus propiedades antibacterianas y antifúngicas lo podemos utilizar también ante cortes, magulladuras o para calmar el enrojecimiento de la piel. Sus propiedades hidratantes también nos ayudará a mantener unos labios suaves y tiernos, aplicando con el dedo unas gotas sobre los labios secos, a los que también les dará más luz propia.
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Antes decíamos que el aceite de jojoba no obstruye los poros, y al no ser tampoco irritante es uno de los mejores aliados para desmaquillarnos, especialmente en zonas sensibles como alrededor de los ojos. No solo te ayudará a quitarte sin problemas y de forma natural todo el maquillaje, también rehidratará la zona y todo sin ningún tipo de compuesto químico. Por razones similares podemos utilizarlo después de afeitarnos, como si fuese un aftershave, e incluso antes para darle más suavidad a la piel y facilitar el afeitado.
Finalmente hay que destacar el doble efecto anti acné del aceite de jojoba. Hemos dicho que es un antibacteriano que nos permitirá destruir las bacterias culpable del acné. En vez de taponar los poros los limpia, expulsando la suciedad hacia la superficie para que se abran de forma natural. Y al ser calmante reducirá el enrojecimiento cutáneo por culpa del acné. Por otra parte, al ser similar al sebo la piel creerá que ha generado suficiente, equilibrándose su producción y dejando como resultado una cara menos grasa, a la vez que hidratada y protegida.
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Aceite de jojoba para el cabello
Antes de ducharte, deberías calentar unas gotas de aceite de jojoba y frotar bien el cuero cabelludo. Al cabo de unos 30 minutos puedes lavarte bien el pelo con un champú que contenga este aceite o, directamente, mezclar el champú con una cucharadita de aceite de jojoba, frotando siempre bien el cuero cabelludo. Aunque esto debería bastar, puedes conseguir un pelo más brillante si después de ducharte utilizando el champú con aceite de jojoba aplicas una o dos gotas sobre el cabello.
Con este aceite estaremos luchando contra la pérdida del cabello, el pelo graso o los cabellos secos y dañados. Por ejemplo, una de las causas más habituales de alopecia es que los folículos pilosos se bloqueen, desprendiéndose así el pelo. Si el propio sebo es el que tapona los poros el crecimiento del pelo también se resentirá. En cambio, aplicando aceite de jojoba se disuelven estos tapones y se desbloquean los folículos pilosos. Realmente es lo mismo que pasaba con los poros de la cara, pero en el pelo.
Si tienes el pelo graso, el aceite de jojoba también te ayudará a equilibrar y disminuir la producción de sebo en el cuero cabelludo, promoviendo un brillo saludable en el cabello y regulando los flujos de sebo en los poros tapados. Contra el cabello seco o dañado puedes aprovechar que la hidratación del aceite de jojoba es mucho más profunda y duradera que la que nos ofrecen las cremas hidratantes, fortaleciendo el folículo. Además, por su carácter natural lo podemos utilizar una y otra vez, a diferencia de lo que pasa con unos productos químicos que pueden irritar el cuero cabelludo.
